La viabilidad económica, el otro frente abierto del 5G
La semana pasada os contábamos que un requisito indispensable para que el 5G llegue a todos los públicos, es el haber conseguido el total desarrollo del 4G. Para conseguir la implantación definitiva de ambas redes, entran en cuenta multitud de factores, entre los que debemos incluir los económicos, traducidos en conceptos como la rentabilidad o las inversiones necesarias para instalarlas.
Hoy vamos a intentar conocer algo más sobre este componente y veremos cuáles son los riesgos e incertidumbres que podrían afectar a la nueva red en el corto plazo. Teniendo en cuenta que muchas operadoras y fabricantes esperan su llegada en solo dos años, ¿los tiempos se cumplirán o no? Ahora lo comprobaremos.
En busca de un modelo rentable
A pesar de que algunas teleoperadoras aseguren ofrecer ya una tarifa comercial, lo cierto es que todavía existen motivos de peso para no dar mucho crédito a esta afirmación. El principal: el hecho de que aún no se han comercializado dispositivos compatibles con la nueva red ya que no existen. Aunque se da por hecho que tendrá un impacto clave en sectores como la educación o la sanidad en un futuro, lo cierto es que todavía no se ha concretado cómo dará el salto no solo a estos ámbitos, sino también al doméstico, introduciendo en él a los usuarios convencionales.
El 5G dará beneficios, pero no en el corto plazo
Hace unos días, os mostrábamos una serie de cifras que servían para conocer mejor el 5G. Entre ellas, nos encontrábamos el posible impacto económico que generaría. La cantidad era muy alta, de más de 10 billones de euros. Sin embargo, para alcanzar esa cota habrá que esperar, en concreto, otros 17 años, ya que se espera que el punto álgido de esta red llegue en 2035. Además, hay que tener en cuenta algo más: la inversión inicial deberá ser alta. En Estados Unidos, se ha calculado que la infraestructura alcanzará un coste cercano a los 250.000 millones de dólares.
¿Un gigante con pies de barro?
Los expertos aseguran que para que el 5G sea atractivo para los usuarios convencionales, debe alejarse de las tendencias actuales que se están experimentando y que se basan en su vinculación a dispositivos de realidad virtual, vehículos autónomos o drones. Aunque en estos tres campos siguen apareciendo novedades importantes cada muy poco tiempo, también es cierto que se encuentran en fases tempranas de su desarrollo y que por tanto, apostar por una implantación del 5G masiva a través de estos campos, puede ser arriesgado y además contradictorio si se pretende cumplir la previsión de que en 2025, haya 100.000 millones de terminales que ofrezcan el Internet más rápido con esta red.
¿Creéis que el 5G todavía tendrá retos pendientes por resolver en el corto plazo si quiere llegar a lo más alto? Os dejamos disponible información relacionada como por ejemplo, quién está liderando el despliegue de la red actualmente para que podáis conocer más.
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