IP dinámica vs IP fija
La IP fija y la IP dinámica se usan para identificar un ordenador o cualquier otro dispositivo que esté conectado a una red. Sin embargo, hay diferencias claras entre estas dos opciones. Además, hay que tener en cuenta que cada una de estas IP puede ser mejor opción en diferentes momentos.
En el caso de la IP fija, se trata de una opción que siempre se mantiene estática, no cambia. Sin embargo, por el lado de la IP dinámica, esta puede ir cambiando. Ambas son dos alternativas que se pueden utilizar en diferentes momentos y cada una de estas tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Es por esto por lo que resulta de interés conocer en qué se diferencian y cuáles son los principales puntos negativos y positivos de cada opción.
Diferencias entre una IP fija y dinámica
Hay varios puntos que marcan la diferencia entre estas dos IP. La primera, si cambia o no. Esta es una de las claves que se deben tener en cuenta en todo momento al hablar de una dirección fija o dinámica. Una IP es una secuencia de dígitos que sirve para identificar los dispositivos que tengamos conectados a la red. Esto es necesario para que no haya conflictos a la hora de conectarse al router, lógicamente. Es algo así como una matrícula, es decir, un identificador.
En el caso de una IP estática, ese número es asignado por nuestro proveedor de Internet de manera fija. No va a cambiar nunca. Si por ejemplo se apaga el router por algún motivo o nosotros mismos decidimos reiniciarlo, una vez vuelva a funcionar esa dirección sigue siendo la misma, sin que haya habido cambios.
Esta opción es más específica para servidores donde se alojan webs, por ejemplo. No suele utilizarse en dispositivos que utilizamos para navegar o trabajar normalmente, como puede ser un ordenador. De esta forma, cuando se tenga que acceder a un servidor siempre será la misma IP y no habrá problemas en caso de que el router se haya apagado, por ejemplo.
Cuando se habla de una IP dinámica, es todo lo contrario. Se trata de una secuencia de dígitos que pueden cambiar para identificar a un dispositivo. Se puede utilizar en dispositivos como ordenadores o móviles sin problemas. En el caso de la IP fija o estática, es ideal para usarla en servicios como configurar un servidor de correo o alojar una web. Algo a lo que se tenga que acceder frecuentemente y que no puede cambiar.
Ventajas y desventajas entre las IP
Además de las diferencias que hay entre ambas direcciones, para ir un paso más allá es necesario tener una idea más clara de los puntos a favor y negativos de estas. Por esto mismo, no viene mal conocer cuáles son las ventajas y desventajas que hay en una IP fija y en una IP dinámica.
Al final dependerá de cada usuario y de lo que necesite. Se puede optar por una u otra opción según cómo se quiera configurar la red y, especialmente, para qué se necesite.
IP dinámica
Uno de los primeros puntos a favor de esta dirección es que se puede utilizar una IP y cambiar a otra. No hay que regirse por una única dirección. Y también hay que tener en cuenta otro de los motivos más importantes para utilizar IP dinámicas: son más seguras. Un ciberdelincuente tendría más facilidad para centrarse en buscar vulnerabilidades y errores para atacar un equipo con una IP que sea siempre igual. Al utilizar una dirección variable, se gana en seguridad. La seguridad es un factor fundamental, y es que se puede ser víctima de ataques muy diversos.
Es más fácil de configurar. Esa dirección la asigna directamente nuestro proveedor y no tenemos que configurar nada. No hay que poner los números necesarios en caso de que fuera fija. Simplemente basta con conectar el dispositivo a la red y automáticamente se tendrá Internet, sin tener que cambiar nada más.
También puede ser mejor para la privacidad. Los sitios que se visitan pueden tener más problemas para rastrearnos si esa dirección IP cambia frecuentemente. Al utilizar siempre la misma tendrían más facilidades para ello. Eso sí, siempre se podrá hacer uso de una VPN para cambiar la IP real, algo que puede ser muy interesante de cara a evitar restricciones y bloqueos.
Además, hay que mencionar que son gratuitas. Esto es así, ya que son proporcionadas por los proveedores de Internet. Resulta un ahorro económico y es más que suficiente para usuarios particulares que no busquen nada más. Pero también tiene su parte negativa. Uno de estos puntos negativos es que hay mayores problemas en cuanto a fallos y a que la conexión se interrumpa.
IP fija
La otra opción que se tiene disponible es la de contar con una IP fija. En este caso, como en el anterior, hay algunos puntos positivos y también negativos. Dentro de las primeras ventajas, por ejemplo, se puede ver como suele ser mejor para la velocidad. Gracias a contar con una IP que no cambia, se experimenta una mayor velocidad de descarga y subida. Puede ser muy interesante en caso de que se tenga que subir y bajar constantemente archivos a la red.
Y, por otro lado, también es posible que sea la mejor opción para utilizar en algunas plataformas o servicios donde se requiera que sea fija. Incluso pueden funcionar mejor. Un servidor web, por ejemplo, sería uno de estos lugares donde resulta imprescindible o al menos muy recomendable. Incluso, suele ser ideal para tener conexiones más estables y fiables. Sufren menos cortes. Ofrece una mejor calidad de servicio y nuestros dispositivos no se verán afectados por posibles cortes.
Eso sí, hay que mencionar que cuenta con más puntos negativos. Uno de ellos es el precio, ya que no suele ser algo que ofrezcan los proveedores. También suelen ser menos seguras. Al ser un número que no cambia, un ciberdelincuente podría tener más opciones de intentar atacar un dispositivo. Básicamente, se puede decir que tendría más tiempo para lograrlo.
Dentro de las desventajas también se encuentra su configuración. Hay que configurarla a mano, seguramente. Algo que no es necesario hacer en el caso de una IP dinámica. No es lo ideal para usuarios que no reúnan los conocimientos adecuados, ya que podrían tener problemas para poder configurar correctamente los equipos y tener acceso a Internet.
¿Cuándo es mejor cada una?
A la hora de usar una dirección u otra depende de varios factores. De ahí que se deban tener en cuenta cada una de las ventajas y desventajas de estas direcciones. Y es que, en función de las necesidades de cada usuario, será más conveniente utilizar una IP estática o dinámica.
Por ejemplo, si vas a desarrollar un sitio web desde casa, lo que te interesa es tener una IP fija. Además, hay que tener en cuenta que también son las más recomendadas para las empresas. En cambio, si tu actividad es diferente y necesitas una mayor seguridad, al igual que quieres que sea menos rastreable, entonces hay que optar por una dirección IP dinámica.
Cómo poner una IP fija en Windows
En Windows 10 y 11, al igual que otros sistemas operativos, podemos tener IP estática y dinámica. Sin embargo, lo normal es que esté configurada de forma predeterminada en dinámica. Esto significa que está configurada para DHCP. Tiene sus ventajas e inconvenientes. Si se habla de los beneficios, es todo más automático para conectar dispositivos. No es necesario configurar nada y se consigue ahorrar tiempo. Algo muy útil para los usuarios menos expertos.
Esto significa que la IP de nuestro dispositivo puede cambiar. No siempre vamos a tener la misma. Esto podría derivar en otros problemas o bien que necesitemos que esa IP sea fija y no esté cambiando. Por suerte, en Windows es muy sencillo de configurar. Poner una IP fija en Windows 10 es un proceso que únicamente requiere una serie de pasos que vamos a explicar. Además, siempre se puede volver al estado anterior y que la IP vuelva a ser dinámica si así lo deseamos.
Lo primero que hay que hacer es entrar en Configuración, a través del menú Inicio de Windows. Una vez aquí, ve a Red e Internet. Ahora pincha en Wi-Fi o Ethernet, según si estás conectado de forma inalámbrica o por cable. Una vez aquí le das a Cambiar opciones del adaptador, que aparece a la derecha y arriba.
Ahora, hay que tocar con el segundo clic del ratón encima de la tarjeta de red que te interesa y entrar en Propiedades. Se abrirá una ventana con diferentes opciones y cosas se pueden configurar. Aquí interesa la que se llama Protocolo de Internet versión 4 (TCP/IPv4). Pulsa y después selecciona Propiedades nuevamente.
Como ves, de manera predeterminada viene marcada la opción de Obtener una dirección IP automáticamente. Está configurada de forma dinámica y va cambiando. Y es que la asigna de forma automática. Hay que marcar la casilla de Elegir la siguiente dirección IP. Aquí ya podrás introducir los valores que queramos para esta dirección IP fija. Posteriormente, solo hay que hacer clic en Validar la configuración al salir y darle a aceptar. A partir de ese momento la IP será fija en Windows 10.
Siempre se puede volver a configurarla siguiendo estos pasos. Por lo que podrás otorgar otra dirección IP estática que quieras o hacer que sea dinámica. Eso sí, hay que tener cuidado de no asignar una dirección IP que ya esté en uso. Si se hace esto, se crearía un conflicto y no podrás acceder a Internet. Habría que elegir otra dirección que no la esté utilizando otro dispositivo.
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