¿Qué significa que ya exista un estándar mundial para el 5G?
La semana pasada os contábamos que algunos actores del sector de las telecomunicaciones ya han puesto una fecha de salida al 5G. Sin embargo, sus predicciones pueden verse afectadas por diversas circunstancias como la subasta de las radiofrecuencias en las que se apoyará la nueva red para funcionar, el despliegue de la infraestructura o el desarrollo más o menos rápido de una tecnología que se prevé cara.
Todo esto da como resultado que el despliegue de la quinta generación de Internet móvil esté inmerso en un tira y afloja continuo en el que aparecen avances y retrocesos a partes iguales. Hoy vamos a contaros más sobre el último paso adelante que ha dado esta plataforma, hace tan solo unos días, y veremos cuáles pueden ser sus posibles repercusiones en el corto y medio plazo.
El 5G ya tiene un estándar mundial
Tras casi tres años de trabajo, a finales de mayo en la ciudad surcoreana de Busan ya se han definido una serie de reglas que todos los actores implicados en el 5G, desde teleoperadoras, hasta fabricantes de terminales y componentes compatibles, deberán seguir. Como veremos en las siguientes líneas, se trata de la mitad que faltaba para definir una hoja de ruta más completa y con un objetivo: tener las primeras conexiones al alcance del público en torno al año 2020.
Dos tipos de red
Como decíamos antes, las nuevas directrices que se trazaron hace unos días son la otra parte que faltaba para completar el esquema. A finales de 2017, se sentaron las bases para la modalidad «non-standalone«, es decir, aquella red 5G que hiciera uso de la infraestructura existente de su antecesora, el 4G, y de otras como la fibra óptica con el objetivo de reducir los costes del despliegue. Ahora, en Busan, se han cerrado los requisitos que deberá seguir la versión «standalone«, es decir, aquella que creará la conexión 5G desde cero, comenzando desde las antenas, servidores y centros receptores, hasta los propios terminales, que ahora deberán seguir las reglas que ha marcado la 3GPP, la institución encargada de regular las comunicaciones móviles en todo el mundo.
¿Qué supone todo esto?
En un primer momento, esto implica que a partir del horizonte 2020, veremos una red homogénea en la que las velocidades máximas serán de 10 gbps. Además, la latencia que se ofrezca en cualquier red 5G del mundo deberá ser de entre 1 y 2 milisegundos. Por último, un mayor ancho de banda que deberá afrontar una transición muy rápida en la que se incrementará el volumen de datos que pasarán por esta nueva red tanto de usuarios domésticos, como de grandes empresas y otros organismos.
¿Creéis que este es un paso decisivo que acelerará los tiempos de implantación de la alta velocidad en Internet o no? Os dejamos disponible información relacionada como por ejemplo, el impacto del 5G en usuarios y teleoperadoras en el futuro.
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