¿Qué pasó con el 3G para que los expertos enfríen las expectativas del 5G?
Durante las últimas semanas, os hemos contado más sobre las expectativas que diversos actores de relevancia tienen depositadas en el 5G. Por un lado, nos encontramos proyecciones optimistas que se basan en hechos como la existencia de algunas tarifas comerciales ya en 2018 o el lanzamiento próximo de terminales compatibles con esta tecnología. Por otro, afirmaciones que llaman a la cautela y que aseguran que esta red tardará más en llegar.
Estas últimas declaraciones, que enfrían las perspectivas, se basan en dos aspectos fundamentales: la fase actual de desarrollo de la alta velocidad, y por otro lado, un coste económico muy elevado que tardará años en ser amortizado y que en un primer momento, no podría hacer del todo rentable el 5G. A esto, se añadiría otro elemento más que ya parece casi olvidado: el 3G. A continuación os contamos la relación entre estas dos conexiones y veremos por qué la más antigua puede influir en la que aún está por llegar.
Una breve historia del 3G
Parece que el 3G ya está como algo lejano y casi olvidado a pesar de que su aparición, no es algo tan lejano, ya que las primeras tarifas comerciales llegaron a mediados de los años 2000. Esta red suponía un salto considerable de velocidad y estabilidad respecto a sus antecesores y pronto, la mayoría de los teléfonos móviles ya eran compatibles con él. Sin embargo, presentaba algunos problemas significativos: el primero, la creación de una infraestructura nueva, ya que la existente, no garantizaba un acceso pleno a la red. El segundo, una cobertura que en un primer momento, no llegaba a todo el territorio, y el tercero, unas primeras tarifas que podían llegar a ser caras y a restarle atractivo.
El desarrollo del 4G, un paso intermedio
Con todo esto, el 3G comenzó su andadura plena a finales de la década pasada. Sin embargo, su edad de oro fue muy breve, ya que en torno al año 2013, se comenzaron a ver las primeras opciones de 4G, que obligaron a desviar los fondos hacia el desarrollo de esta nueva red, que acabó conviviendo con su antecesora, pero que acabó siendo mucho más eficaz al amparo de los smartphones y que en teoría, cumplía mejor con las exigencias de unos usuarios hiperconectados y que demandaban más velocidad y datos. Es en torno a esta última en torno a la cuál se ha iniciado el camino del 5G.
Los errores que nadie quiere repetir con el 5G
Como decíamos al principio, la nueva red exige una cantidad de dinero y de recursos tecnológicos muy grandes. Esto hace que muchas teleoperadoras, que a grandes rasgos serán las que corran con los gastos, no quieran arriesgarse a invertir más en el 5G hasta que la tecnología no esté más cercana al gran público y, como decíamos antes, sea rentable. Además, la infraestructura está convirtiéndose en algo crucial y muchos apuestan por ligarla a la fibra óptica para reducir costes. De ahí, que algunos pidan acompasar las pujas por sus frecuencias a la consolidación de la red.
¿Creéis que el 5G tiene unas circunstancias distintas a sus antecesores?¿Veremos una burbuja en torno a esta última tecnología? Os dejamos disponible información relacionada para que podáis conocer más.
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