Redes sociales y niños ¿qué peligros se pueden encontrar?

Redes sociales y niños ¿qué peligros se pueden encontrar?

Pese a que en las redes sociales se requiere que los usuarios tengan 13 años o más para poder registrarse, la realidad es que los controles que imponen estas plataformas son cuanto menos cuestionables y no son pocos los menores que utilizan a diario TikTok o Instagram. Es algo que revela una reciente encuesta de ExpressVPN a menores de entre 4 y 13 años que no deberían tener un perfil, pero frecuentan las redes sociales todos los días.

En concreto, la consulta se ha hecho a 2000 niños de Estados Unidos y Reino Unido y, al mismo tiempo, a sus padres, madres o tutores y alguno de los descubrimientos que ha hecho esta marca de VPN son, cuanto menos, reveladores.

Sólo una cuarta parte de los padres permiten sin problemas que sus hijos tengan abierto un perfil propio en redes sociales pero la realidad es que la mitad de los niños encuestados usan las redes sociales con sus propios perfiles sin problemas. ¿Cómo lo hacen? Pues porque los padres admiten sentirse cómodos con plataformas como YouTube o Netflix (el 87% manifiesta que no tienen problema con sus hijos viendo vídeos de estas plataformas). Este resquicio es el que utilizan los niños para usar otras redes sociales sin el conocimiento ni supervisión de sus padres, dado que en el tiempo que utilizan estas plataformas “permitidas”, también aprovechan para entrar en otras.

Es mayor el porcentaje al otro lado del Atlántico (63%) que en territorio europeo (53%) pero en lo que se coincide es en que la media de tiempo que pasan frente a la pantalla en alguna de las redes sociales es de 28 minutos. Además, es una cifra que va subiendo ya que con 4 años ya pasan 21 minutos hasta alcanzar 45 minutos con la edad de 13 años en la que están a punto de “legalizar” su presencia en los social media.

 Es cierto que los padres suelen supervisar la actividad en Internet de los hijos indicando, el 54%, que monitorean la actividad online de los hijos, al menos, una vez al día. Es un porcentaje que, por otra parte, deja a la mitad de los encuestados fuera porque, según admiten, después del primer año relajan esta vigilancia. Los métodos, por otra parte, son la revisión de teléfonos y tables, limitar el acceso o vigilar a los niños cuando están online. Solo una parte utiliza software o aplicaciones de control parental.

¿Hay actividades más peligrosas que otras?

Lo cierto es que la mayoría de los padres conocen las principales amenazas que existen en las redes sociales como ciberacoso, la invasión de la privacidad, la depresión que surge al compararse con otros y, lo más alarmante, la presencia de depredadores online.

La mayor preocupación de los padres, con un 59% de las respuestas, es el acoso, seguido del peligro de que sus hijos sean manipulados por un depredador online y la posibilidad de que encuentren contenido ofensivo online. Esto choca, por otra parte, con que el 80% reconoce que no tiene problemas con que sus hijos jueguen online, donde la posibilidad de encontrarse con los primeros temores es más alta. Ahora bien, solo el 28% admite estar cómodo con el acceso a Internet de los menores para leer artículos online, lo que concuerda con la preocupación por la desinformación de los niños en Internet.

Hay cifras que corroboran los miedos que sienten los padres porque el 22% de los niños encuestados admiten haber sido víctimas de bullying online – de hecho, su principal miedo, para el 34% es encontrar alguien que sea grosero o agresivo – y un 17% admite haber hablado con extraños que les han preguntado cosas como cuál es su escuela o la dirección de su casa.

Recordando que YouTube es la plataforma que menos “miedo” da a los padres o que la mayoría no tiene problemas con que sus hijos jueguen online, las respuestas de los menores a dónde se han encontrado estos problemas es, cuanto menos, inquietante ya que YouTube encabeza la lista seguido de Tiktok, Roblox y Fornite, con Facebook e Instagram al final.

Es por ello que los niños, uno de cada seis, sienten la necesidad de mentir sobre temas como dónde viven, qué están haciendo y su aspecto implica que sienten la necesidad de protegerse online primero, ante extraños y para adherirse a normas o presiones sociales poco realistas que este tipo de plataformas imponen y que, en última instancia, podría ser perjudicial para su salud mental.

¿Es posible proteger a los niños en Internet? Sí, y se empieza por la educación

 El 76% de los padres está de acuerdo en que ellos son los principales responsables de enseñar a los niños más pequeños cómo mantenerse lejos de las redes sociales y cómo protegerse online, aunque todavía un 17% de los niños admite que han aprendido hablando con amigos.

La exposición actual de los niños a Internet es total, ya no solo para el ocio sino porque se ha convertido en una herramienta esencial en las escuelas. Es por ello que las principales medidas para que estén lo más seguro online, según ExpressVPN, son:

  • Instalar controles parentales tanto en los sistemas de videojuegos como en los dispositivos (ordenadores, tablets y móviles) del hogar para poder establecer un uso responsable, filtrar el contenido no apropiado y monitorizar, en el caso de ser necesario, la actividad de los menores en Internet.
  • Fomentar una comunicación abierta con los niños ya que promoviendo la honestidad y confianza en la familia es como se pueden detectar antes los posibles peligros.
  • Recordar que no deben hablar con extraños, ni en persona ni online. La posibilidad de que se esté hablando con alguien que no es quien dice ser es muy real y no se debe compartir datos o aceptar a aquellos de los que no se tiene la certeza de quien son tras un avatar. Y mucho menos, aceptar contactos como videollamadas o mensajería directa, informando a un adulto inmediatamente si alguien entra en contacto con ellos que sea sospechoso.
  • Considerar la seguridad en la información pública de sus perfiles online (nombre, descripciones, etc.) para que con ello no se de pistas de su dirección, edad o situación.
  • Utilizar una VPN para proteger las comunicaciones de la familia, que, entre otras cosas, aumenta el anonimato online ya que proporciona a los dispositivos una nueva IP que despistará a cualquiera con malas intenciones ya que situará al menor en cualquier punto del mundo menos en su posición real.
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