Cuando conectamos a nuestro ordenador una tarjeta de red, ya sea Ethernet como Wi-Fi, y esta se instala en el sistema operativo, tanto de forma automática con los drivers por defecto de Windows como instalando los controladores manualmente, por defecto se configuran una serie de parámetros con el fin de poder conectarnos a Internet y optimizar lo mejor posible la conexión, independientemente de la velocidad de esta.
La tarjeta de red, un dispositivo esencial para las conexiones
Todos nuestros equipos van a tener una tarjeta de red para poder conectarnos al punto de acceso y tener Internet. Puede ser de forma alámbrica, así como también mediante redes Wi-Fi. Lo podemos ver en dispositivos móviles y ordenadores, así como cualquier otro aparato que tenga acceso a la red.
Por tanto, podemos decir que la tarjeta de red va a ser fundamental para nuestras conexiones. De ahí la importancia de que esté correctamente optimizada, además de contar con las últimas versiones de los drivers. De esta forma lograremos evitar posibles vulnerabilidades que puedan dañar el buen funcionamiento y conseguir un mayor rendimiento.
Un problema común con la tarjeta de red es que no admita más allá de Fast Internet. Esto significa que las conexiones nunca podrían superar los 100 Mbps. Esto es algo que sería insuficiente para las conexiones actuales, que en muchos casos pueden llegar incluso a 1 Gbps. De ahí que sea esencial contar con una tarjeta de red que admita Gigabit Ethernet.
Con el auge de la fibra óptica y con unas velocidades de cientos de megabits por segundo, es posible que, aunque la configuración por defecto de Windows funcione bien, no lo esté haciendo de la mejor forma posible, habiendo margen de mejora tanto en ancho de banda como, sobre todo, en latencia y estabilidad.
Windows cuenta con una serie de opciones muy avanzadas que nos permiten configurar casi por completo el funcionamiento interno de nuestra tarjeta de red, sin embargo, estas configuraciones son muy complejas y avanzadas, por lo que están ocultas, fuera del alcance de cualquiera, tanto en distintas entradas del registro como en diferentes ficheros de configuración internos de Windows.
Sin embargo, más allá de las funciones y características que vienen de serie con los sistemas operativos, también podemos contar con muchas herramientas de terceros. Nos permiten obtener diferentes mejoras y sacar un mayor rendimiento a nuestros equipos. De esta forma evitaremos problemas que puedan ralentizar nuestro Internet o incluso tener problemas para entrar.
TCP Optimizer es una aplicación gratuita desarrollada para configurar las tarjetas de red de Windows acordes a una serie de algoritmos en función de la velocidad contratada de manera que podamos aprovechar al máximo nuestra conexión modificando dichos parámetros a los que, por defecto, no podemos acceder.
Lo primero que debemos hacer es descargar esta aplicación, de forma totalmente gratuita, desde su página web principal. Debemos asegurarnos de descargar la versión 4.0 ya que es la más reciente y, además, es compatible con Windows 10. Esta aplicación se distribuye en formato portable, por lo que no tendremos que instalar nada en nuestro sistema operativo. Siempre recomendamos descargar este tipo de aplicaciones desde sitios oficiales y legítimos, ya que así nos aseguramos de que no estamos agregando software que haya podido ser modificado de forma maliciosa y termina siendo un problema para nuestros equipos.
Cómo funciona TCP Optimizer
Una vez descargada la versión más reciente de TCP Optimizer la ejecutamos (con permisos de administrador, ya que de lo contrario no podrá realizar todos los cambios necesarios) y veremos una ventana similar a la siguiente. Allí encontraremos los datos e información relacionados con nuestra tarjeta.

En esta ventana principal de TCP Optimizer podremos ver una serie de apartados. Lo primero que haremos será, en el apartado «Network Adapter«, seleccionar la tarjeta de red que vamos a configurar.
Una vez seleccionada, en la parte inferior veremos una serie de botones que podemos marcar según lo que queramos modificar:
- Windows Default – Restaura los valores por defecto de Windows.
- Current – Nos permite ver los valores actuales aplicados.
- Optimal – Utiliza los algoritmos de SpeedGuide para asignar a cada uno de los parámetros su valor óptimo sin tener que modificar nosotros nada más.
- Custom – Modo manual para modificar uno a uno los valores de la aplicación.
En nuestro caso, para evitar problemas y complicaciones, seleccionaremos «Optimal» para aplicar los valores óptimos al programa y, a continuación, en la parte superior desplazamos la barra hasta la velocidad que tenemos contratada, desde un Internet RTB de 56Kbps hasta una velocidad de 100Mbps o superior.
Una vez seleccionada la velocidad, pulsamos sobre el botón «Apply Changes» y el programa nos mostrará una ventana con todos los cambios que se van a realizar. Desde esta ventana también podemos guardar una copia de seguridad de los valores actuales (eligiendo la casilla «Backup») e incluso generar un log con todos los cambios que se realizan (a través de la opción «Log«).

Con todo listo, pulsamos sobre «Ok» y el programa empezará a realizar todos los cambios. Durante este proceso nos desconectará de Internet hasta que finalice. Una vez llegue al final, es recomendable reiniciar el ordenador entero para que todos los cambios se apliquen correctamente ya que, de lo contrario, es posible que la nueva configuración no funcione como es debido.
Como podemos ver, una sencilla y efectiva herramienta con la que podremos optimizar el funcionamiento de nuestra tarjeta de red acorde a nuestra conexión a Internet. En el caso de que, tras realizar los cambios, veamos que algo funciona mal, lo único que tendremos que hacer es volver a lanzar la aplicación y restaurar los valores por defecto de Windows para deshacer todos los cambios y recuperar el funcionamiento normal del sistema operativo.
En definitiva, esta herramienta es muy interesante para tener un mayor control sobre nuestra tarjeta de red en Windows. Ya sabemos que el sistema operativo de Microsoft es el más utilizado en equipos de escritorio, por lo que puede venir bien a muchos usuarios que busquen la manera de gestionar sus conexiones y tener así información siempre presente.